Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas https://poppytetw484957.blog-gold.com/52562404/el-cabezazo-que-marcó-la-final-más-polémica